fbpx

María Adelaida Arango

Todo comenzó el pasado 20 de diciembre en mi cumpleaños. Mi hoy esposo me propuso matrimonio y empezó nuestra carrera contra el tiempo porque nos queríamos casar el 20 de marzo, tres meses después…Ohhh Dios mío pero si todas las páginas de bodas dicen mínimo un año y nosotros teníamos tres meses.

Soy paisa y lo primero que pensé fue mi vestido tengo que comprarlo en Medellín, estaba en Medellín en esos días y por eso la locura pero después me senté y dije estoy loca, cuando me lo voy a medir si vivo en Bogotá?

Llegue a Bogotá y empecé a buscar nuevos, usados, de casas de moda famosas pero no me acomodaba con nada, creo que la verdad es que ya había visto quién podía hacer mi vestido soñando. Había visto una diseñadora que tenía un estilo diferente y es que yo no quería un vestido con straple típico y forrado a lo Kim Kardashian, cada quien tiene sus propios gustos y eso es muy respetable, pero el mío es un poco diferente.

Tenía en mi mente mi vestido soñado y llegué un día donde Cata medio frustrada por no haber conseguido nada y porque no sabía si alguien podría plasmar mis ideas. Cata me recibió y su energía me convenció inmediatamente… ella tenía que hacer mi vestido! Realizó un bosquejo de lo que yo le iba contando y ese era mi vestido, me mostró una tela y era justo la que quería que fuera para que fluyera… Y no supe cómo consiguió el guipiur soñado (tocó aprender términos de telas para entender)… Faltando unos días me dice ven y pruébate el vestido y yo como toda novia (pensé que era mentira y más para una comelona como yo) había bajado un poco entonces los primeros ajustes para que se viera todo bien… Me toco volada de oficina y paros de taxistas para poder ir a probármelo pero llegaba donde Cata y mi semblante cambiaba totalmente. El día que finalmente me entregó mi vestido me sentía como una princesa. Quería probármelo pero no podía porque lo arrugaba.

Mi matrimonio fue en Villa de Leyva, amo este pueblo locamente pero la llevada del vestido me estresaba además nadie entendía yo porque vivía diciendo por favor con cuidado, es mi vestido, se arruga, no pongan nada encima (novia estresada).

El gran día llegó  y al verlo colgado en su gancho sentí que mi sueño se había hecho realidad. Y al ponérmelo la emoción fue tal que los ojos se me aguaron pero no podía llorar por cuestión del maquillaje espero me entiendan.

Hoy veo las fotos y solo puedo dar gracias a todos los que me ayudaron a tener mi boda de cuento de hadas, la energía de personas como Cata hizo que todo fuera ideal. Gracias, mil y mil gracias.

Agradezco también a Laura Pantoja por mi maquillaje, mi fotógrafo fue Leonardo Garzón ambos de Serendipity Photography no los cambiaría por nada en el mundo, no sé cómo pero captaron momentos increíbles de nuestro gran día y a Diana Mora de Villa de Leyva total que plasmó mi alma en toda la decoración…